Vincular el nombre de Miguel de Cervantes al término «manuscrito» despierta, sin duda, el interés de aquellos que, con grandes expectativas, confían en encontrar sus autógrafos literarios. Está plenamente justificado por tener la posibilidad de unir el carácter de único del manuscrito al de ser el texto original de puño y letra del autor. Cultivador de la novela, la poesía y el teatro en una época en la que la transmisión manuscrita es importante, sorprende, sin embargo, la escasez de autógrafos de Cervantes, prácticamente inexistente si nos centramos en su obra literaria. Frente a otros autores coetáneos como Lope de Vega, Calderón de la Barca, Quevedo o Tirso de Molina de los que la BNE se precia de conservar relevantes autógrafos de algunas de sus obras, en el caso de Cervantes el único testimonio del que se tiene la absoluta certeza de ser autógrafo, está relacionado con su actividad como comisario general de abastos para la Armada Invencible.
La escasez de autógrafos junto a las numerosas vacilaciones en el trazado de su escritura ha contribuido a la aparición de falsificaciones a lo largo de los años, de las que la BNE posee dos procedentes de la biblioteca de Sedó, aunque se recibieron acompañadas de sus correspondientes certificados de «autenticidad». Una de ellas, la supuesta carta que Miguel de Cervantes envió al Cardenal Sandoval y Rojas en los últimos días de su vida doliéndose de su enfermedad (26 de marzo de 1616), fue objeto de múltiples copias, como las que se conservan en la Real Academia Española y en el Archivo Histórico Nacional.
A finales del siglo XIX y principios del XX surgen y proliferan copias manuscritas del Quijote y de otras obras cervantinas en distintos formatos y variadas grafías, algunas profusamente ilustradas, que despertarán el interés del coleccionismo cervantino, aunque en algunos casos incluyan textos inacabados. De esta abundante transmisión manuscrita la BNE posee una importante colección que ingresa fundamentalmente con la biblioteca de Juan Sedó, aunque en diciembre de 2015 la colección se ha visto incrementada con la donación de un Quijote cifrado en 4 volúmenes como una muestra más del interés que sigue despertando la figura de Cervantes.
La riqueza de la biblioteca de Juan Sedó también se refleja en un interesante conjunto de documentos relacionados con el escritor alcalaíno de bibliófilos, libreros e investigadores, en los que a través de sus textos o sus cartas, comparten sus trabajos, sus hallazgos o sus desvelos por encontrar una edición determinada. El propio Sedó los reunió y organizó, redactando en una caligrafía clara y esmerada detallados índices de los autores y de su contenido, que ofrecen una visión exacta del panorama cervantino del siglo XX.
No hay duda de que un pausado recorrido por la colección de los manuscritos cervantinos de la BNE permite acercarse a la expresión más fiel de lo que han supuesto 400 años de pasión por Cervantes.
A finales del siglo XIX y principios del XX surgen y proliferan copias manuscritas del Quijote y de otras obras cervantinas en distintos formatos y variadas grafías, algunas profusamente ilustradas, que despertarán el interés del coleccionismo cervantino, aunque en algunos casos incluyan textos inacabados. De esta abundante transmisión manuscrita la BNE posee una importante colección que ingresa fundamentalmente con la biblioteca de Juan Sedó, aunque en diciembre de 2015 la colección se ha visto incrementada con la donación de un Quijote cifrado en 4 volúmenes como una muestra más del interés que sigue despertando la figura de Cervantes.
La riqueza de la biblioteca de Juan Sedó también se refleja en un interesante conjunto de documentos relacionados con el escritor alcalaíno de bibliófilos, libreros e investigadores, en los que a través de sus textos o sus cartas, comparten sus trabajos, sus hallazgos o sus desvelos por encontrar una edición determinada. El propio Sedó los reunió y organizó, redactando en una caligrafía clara y esmerada detallados índices de los autores y de su contenido, que ofrecen una visión exacta del panorama cervantino del siglo XX.
No hay duda de que un pausado recorrido por la colección de los manuscritos cervantinos de la BNE permite acercarse a la expresión más fiel de lo que han supuesto 400 años de pasión por Cervantes.