Biblioteca Nacional de España: MV/21. Lisboa. Vistas de ciudades.16-
En diciembre de 1580, Miguel de Cervantes se encuentra en Madrid con su familia. Pero no permanece mucho tiempo en la Villa y Corte: Felipe 11 se encuentra en Lisboa para ceñirse la corona. Allí encaminará sus pasos, allí sus ilusiones y sus pretensiones de una merced. Entre mayo y junio de 158t seguramente, estuvo en Orán, en una misión secreta. Así lo confiesa él mismo en la hoja de servicios que presenta en 1590 al Consejo de Indias y así lo confirman los 50 ducados que se le adelantan como pago de su misión.
En el Persiles, su obra póstuma (1617), dejó grabadas en palabras este elogio de la ciudad de Lisboa:
-Agora sabrásbárbara míadel modo que has de servir a Dios con otra relación más copiosaaunque no diferente de la que yo te he hecho; agora verás los ricos templos en que esadorado; verásjuntamente las católicas ceremonias con que se sirvey notarás cómo la caridad cristiana está en su punto. Aqul en esta ciudact verás cómo son verdugos de la enfermedad muchos hospitales que la destruyen y el que en ellos pierde la vidaenvuelto en la eficacia de infinitas indulgencias, gana la del cielo. Aquí el amor y la honestidad se dan las manosy se pasean juntosla cortesía no deja que se le llegue la arrogancia y la braveza no consiente que se le acerque la cobardía.
Todos sus moradores son agradablesson corteses, son liberales y son enamoradosporque son discretos. La ciudad es la mayor de Europa y la de mayores tratos; en ella se descargan las riquezas del Orientey desde ella se reparten por el universo; su puerto es capaz.. no solo de naves que se puedan reducir a númerosino de selvas movibles de árboles que los de las naves forman; la hermosura de las mujeres admira y enamora; la bizarría de los hombres pasmacomo ellos dicen; finalmente, esta es la tierra que da al cielo santo y copiosísimo tributo. (capítulo 1, del libro 111)