Cervantes. La imagen de su vida

Javier Gomá Lanzón

La posteridad espiritual de Cervantes ha sido abrumadoramente quijotesca. La
universal difusión de su principal novela ha eclipsado la figura de su autor, como
un Saturno inverso que fuera devorado por su hijo.

Con esto no quiere insinuarse, claro está, que la vida de Cervantes haya permanecido en el olvido, incapaz de excitar la curiosidad de sus lectores, o que no haya sido escudriñada como debiera por los especialistas. Al contrario, los pocos despojos documentales que, rescatados del naufragio de la Historia, nos han quedado de su paso por este mundo, han sido sometidos al riguroso escrutinio de los eruditos. A partir de la primera, escrita por Mayáns en 1738, se han compuesto muchas biografías de Cervantes en los últimos tres siglos, las más modernas de las cuales, tras aplicar la exigible parsimonia científica a los escasos datos ciertos disponibles, dibujan una imagen convincente del hombre que pudo ser.