Dulcinea

Vicente Escrivá, 1963.
Cartel de la película Dulcinea de Vicente Escrivá, coproducción española, italiana y alemana de 1963. Es una versión fílmica muy libre de la obra homónima del dramaturgo  y director de escena francés Gaston Baty, inspirada en la novela de Miguel de Cervantes. 

Escrivá pretende ofrecer un producto de interés cultural, cuidadosamente realizado y vinculado con nuestra rica tradición clásica teatral y novelesca. Para ello, la obra de Baty constituye un inmejorable material de partida, al continuar las andanzas de los inmortales personajes cervantinos. El director dota de expresividad al espíritu templadamente barroco que impregna el texto del dramaturgo, basándose en El séptimo sello (1956), de Ingmar Bergman. De ahí que esta nueva producción, insólita en la carrera del cineasta español, tome un estilo grave, provisto de mucha sustancia psicológica. A ese estilo elevado contribuyen varios elementos: la fotografía de Godofredo Pacheco, el soberbio trabajo interpretativo y un montaje secuencial de primer orden, muy moderno en su esmero constructivo.

El largometraje, rodado en blanco y negro, constituye uno de los mejores trabajos del cineasta. Destaca su indiscutible sentido visual, que puede apreciarse en la utilización de exteriores naturales: la cegadora llanura manchega, la visión de pesadilla de la ciudad apestada e, incluso, en la voluntad pictórica de su composición del encuadre.